martes, 14 de julio de 2009

Modos de ver

En su libro "Modos de ver" John Berger plantea la problemática de la mirada.





"Poco después de poder ver somos conscientes de que también nosotros podemos ser vistos. El ojo del otro se combina con nuestro ojo para dar plena credibilidad al hecho de que formamos parte del mundo visible." (...)





" Una imagen es una visión que ha sido recreada o reproducida. Es una apariencia, o conjunto de apariencias, que ha sido separada del lugar y el instante en que apareció por primera vez y preservada por unos momentos o unos siglos. Toda imagen encarna un modo de ver. Incluso una fotografía, pues las fotografías no son como se supone a menudo, un registro mecánico. Cada vez que miramos una fotografía somos conscientes, aunque sólo sea débilmente, de que el fotógrafo escogió esa vista de una infinidad de otras posibles. Esto es cierto incluso para la más despreocupada instantánea familiar. El modo de ver del fotógrafo se refleja en su elección del tema. El modo de ver del pintorse reconstituye a partir de las marcas que hace sobre el lienzo o papel. Sin embargo, aunque toda imagen encarna un modo de ver, nuestra percepción o apreciación de una imagen depende también de nuestro propio modo de ver.(Por ejemplo, es posible que Sheila sea sólo una figura entre veinte, pero para nosotros y por razones personales, sólo tenemos ojos para ella).


Las imágenes se hicieron al principio para evocar la apariencia de algo ausente. Gradualmente se fue comprendiendo que una imagen podría sobrevivir al objeto representado; por tanto podría mostrar el aspecto que había tenido algo o alguien, y por implicación cómo lo habían visto otras personas. Posteriormente se reconoció que la visión específica del hacedor de imágenes formaba parte también de lo registrado. Y así una imagen se convirtió en un registro del modo en que X había visto a Y. Esto fue el resultado de una creciente conciencia de la individualidad, acompañada de una creciente conciencia de la historia. Sería aventurado pretender fechar con precisión este último proceso. Pero si podemos afirmar con certeza que tal conciencia ha existido en Europa desde comienzos del Renacimiento"





Berger se refiere específicamente a todas aquellas imágenes de factura humana. También plantea que cuando una imagen es presentada como obra de arte, la mirada está condicionada por una serie de hipótesis aprendidas que se refieren a la belleza, la verdad, el genio del artista, la civilización, la forma, la posición social, el gusto de la época, etc.


La mirada del presente nunca podrá restituir la mirada del pasado, por más que intentemos contextualizar la imagen en su tiempo y espacio. Lejos podemos estar hoy de imaginar las miradas escandalizadas del "Desayuno sobre la hierba" de Manet, o la incomprensión sufrida por Pettorutti en su primera exposición en Argentina a su regreso de Europa... Desde el hoy, el ayer puede llegar a ser imaginado, pero nunca comprendido en su real dimensión.



Berger expresa:

"Hoy vemos el arte del pasado como nadie lo vio antes. Lo percibimos de un modo realmente distinto"





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