Objeto textil impreso con óxido por contacto
Gasa estampada con rust print y bordada
con hilos de colores.
ramitas de laurel cosidas en los extremos.
Pretérito imperfecto. De la serie
Tiempo líquido.
Memoria conceptual:
El pretérito
imperfecto del modo indicativo se utiliza para expresar cursos de acciones
pasadas cuyo principio y fin no se concretaron o están inacabados. Del mismo
modo, sirve para recalcar la continuidad o regularidad de una acción en el
pasado.
Esta
condición de la acción al estar anclada en el pasado, pero no haber concluido
aún al momento del discurso, establece una continuidad temporal con el presente
por lo que este tiempo verbal resulta muy adecuado para el planteo de trabajos
en proceso, no concluidos o que pueden
llegar a transformarse, mutar y/o modificarse en un futuro.
En el
verano 2008 y 2009 hice algunas pruebas para fijar la imagen buscando una
manera de estampar directamente a partir del óxido, exponiendo el soporte a la
acción del agua, la luz, la intemperie, utilizando recortes y objetos de hierro
en lugar de una matriz dibujada. En resumen, se graba y se estampa al mismo
tiempo, pero no se puede obtener una edición, cada imagen es diferente e
irrepetible porque hay demasiados factores que interactúan. Podría decirse que
son monotipos, o monocopias ya que se imprimen siempre con variaciones.
Durante
esta experiencia la idea era obtener un registro de cómo el tiempo transcurrido
y los agentes naturales actuaban sobre los materiales y dejaban grabada una
imagen-huella.
Para ello es importante asegurar el contacto de los objetos con la tela o papel soporte y su permanencia e inmovilidad durante unas 48 hs. aproximadamente, según las condiciones de luz y temperatura. Es posible utilizar algunos elementos adicionales (sal, limón, vinagre, etc.) que pueden acelerar la oxidación, pero no era esa mi intención en este caso, sino lograr un proceso natural de oxidación y el registro de los tiempos.
Para ello es importante asegurar el contacto de los objetos con la tela o papel soporte y su permanencia e inmovilidad durante unas 48 hs. aproximadamente, según las condiciones de luz y temperatura. Es posible utilizar algunos elementos adicionales (sal, limón, vinagre, etc.) que pueden acelerar la oxidación, pero no era esa mi intención en este caso, sino lograr un proceso natural de oxidación y el registro de los tiempos.
Los
materiales utilizados fueron seleccionados entre una serie de textiles
heredados, que se hallaban en diversas condiciones de conservación. Las
texturas y tramas proporcionaban soportes con diferentes características,
favoreciendo o dificultando el contacto para la fijación del óxido. Algunos
eran muy livianos y traslúcidos como gasas y tules, otros más pesados y ásperos
al tacto, de algodón o lino aparentemente.
Utilicé
objetos de hierro que tenían diferentes tamaños y formas: recortes de chapas,
clavos, tuercas, llaves, arandelas, rejillas, alambres… El metal se “grababa”
al entrar en contacto con el agua ya que el proceso deja huellas visibles e
irreversibles en su superficie, generando una aguatinta natural. En esta
reacción redox (reducción/oxidación) en la que una sustancia se oxida (el
hierro) y pierde electrones mientras que otra, el oxidante (el agua), se reduce
ganando electrones, se produce herrumbre u óxido férrico: Fe2 O3.
En este proceso el óxido se depositó lentamente sobre la tela y la estampó con
las formas de los objetos seleccionados.
A
diferencia del papel que se rompe fácilmente en el agua, la tela usada como
soporte de la impresión pudo extenderse y adaptarse sin dificultad a las
diversas formas tridimensionales. Al doblar la tela en dos o en cuatro y
depositar los objetos sobre los pliegues pude obtener varias marcas a la vez
cuando el óxido traspasó las capas, dejando huellas de intensidad decreciente en
las inferiores.
Estas
telas impresas a lo largo de dos años, quedaron guardadas como una experiencia
más, para ser usadas en algún momento. Finalmente comencé a materializar estos
objetos textiles interviniéndolos con otros medios (estampación, bordado,
perforado, quemado, atado, hilvanado, etc.) y pensándolos como una serie de
libros de artista que al mismo tiempo pueden componer una instalación.
Otros
objetos fueron incorporándose a los textiles para elaborarlos como una
propuesta coherente: una percha metálica que tiene una forma muy particular,
una rejilla de cocina, unas pequeñas ramitas de laurel...
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