miércoles, 14 de marzo de 2012

Doscientos... una más...

La obra está compuesta en capas sucesivas. La técnica está íntimamente unida al concepto de construcción de la historia:
Papeles de diario sobre- impresos con tacos xilográficos, rasgados y pegados al soporte. Luego son desgastados (en algunos casos hasta hacerse irreconocibles) y coloreados con capas sucesivas de veladura y laca. El tiempo se introduce en la obra. Tiempo de cortar y pegar, tiempo de imprimir, de secar, de lijar, de velar y laquear cuidadosamente las memorias-recuerdo. Imágenes gastadas son el fondo-contexto en que se insertan los signos: 200, número que se repite, como se repiten las declaraciones, los festejos, los recordatorios a lo largo del año  “200 = BICENTENARIO”.
Otra capa y otro tiempo. Nuevas estampas se imprimen y adhieren. Son nítidas, de contornos definidos, afloran, se adelantan y acaparan nuestra atención, tiempo presente, trampa para los ojos... superficie, hay que detenerse a ver y ahondar. Tiempo de observar. Muchas de ellas son iguales a las otras, a las gastadas del fondo-tiempo pasado. La historia se repite a veces. La multiejemplaridad del grabado favorece esta reiteración.
El presente tiene siempre conexiones con el pasado, solo hay que rastrearlas. Tiempo de asociar, recordar, conectar. A veces se recuerda algo que pasó a partir de un suceso de hoy, pero también hay baches- olvidos… espacios en blanco.
Por fuera del plano se vislumbran sutiles imágenes de un tiempo incierto ¿futuro? Otro tiempo: de imaginar, planificar, proyectar.




No hay comentarios: